Es normal que quien quiera adelgazar desee hacerlo rápidamente (y sin esfuerzo). No obstante, tanto la evidencia como estudios de todo tipo han demostrado que las personas que bajan de peso de manera gradual y constante (entre medio y un kilo por semana) tienen más probabilidades de no recuperarlo y de no dañar ningún órgano en el proceso.
No se trata solo de seguir una dieta o un programa de nutrición, sino de asumir un estilo de vida que incluya cambios a largo plazo en la alimentación diaria y los hábitos de actividad física.
El principio para bajar de peso es sencillo: hay que quemar más calorías de las que se ingieren para que el cuerpo acuda a las reservas almacenadas en forma de grasa.
Como medio kilo de grasa equivale a unas 3.500 calorías, hay que reducir su ingesta entre 500 y 1.000 calorías diarias para perder medio kilo por semana, que es un ritmo gradual y saludable.
Gracias a ese ritmo “lento” tendrás menos probabilidades de recuperar el peso perdido a largo plazo, porque a lo largo del proceso de adelgazamiento habrás sustituido los malos hábitos de alimentación y sedentarismo por otros más saludables.
Pero, aunque el principio es sencillo, llevarlo a cabo no lo es, y requiere compromiso y disciplina, precisamente para desterrar esas malas costumbres que se realizan inconscientemente.
No te frustres y pierde peso de forma saludable
Menuterraneo te dará las claves necesarias, así como el apoyo necesario para lograr tu objetivo. A lo largo del camino es posible que te topes con estos obstáculos:
–“Me frustra no ver resultados rápidamente”. Normalmente se sube de peso lentamente, a lo largo de meses e incluso años, y la pérdida debe ser igual, porque tendrás muchas menos probabilidades de recuperarlo.
La clave para no frustrarse es apreciar los pequeños objetivos del camino. Si uno es caminar 15 minutos diarios después de comer, considéralo todo un éxito. Serán modestos, pero en la dirección adecuada.
–“Los menús semanales tienen mucha comida, ¿cómo voy a adelgazar?” Nuestro plan de alimentación semanal ofrece menús que contienen todos los grupos de alimentos y en las cantidades adecuadas para facilitar la pérdida de peso, pero no de nutrientes.
Por ejemplo, habrá muy pocos menús con grasas sólidas y azúcares añadidos (muy calóricos), pero muchos con pocas calorías y elevado valor nutricional.
–“¿Y por qué no me salto comidas para ahorrarme calorías?” Saltarse comidas te haría pasar hambre, y seguramente comerías de más en la siguiente comida. Es mejor comer las cantidades adecuadas repartidas en varias veces a lo largo del día.
–“Me falta fuerza de voluntad para ajustarme a un plan de alimentación”. No hay que hacer todos los cambios a la vez, sino de uno a uno, gradualmente.
Por ejemplo, puedes empezar haciendo un poco de ejercicio cada día, quizá caminar a buen paso al ir a la compra, o paseando al perro, o yendo al trabajo. Cuando ese cambio sea parte de tu rutina, asume otro, como reducir los refrescos que bebes a la semana.
