Sustituye tus malos hábitos de alimentación

Sustituye tus malos hábitos de alimentación

Sustituye tus malos hábitos de alimentación

Si ya sabes cuáles son tus malos hábitos de alimentación y cuáles son sus desencadenantes, estás a solo un paso de mejorar tu manera de comer. Claro que, en algunos casos, quizá sea el más difícil.

Cualquiera puede cambiar de ruta para no pasar frente a la pastelería, ¿pero qué hacer cuando es el aburrimiento o el estrés lo que nos empuja a atiborrarnos de refrescos o golosinas?

Lo que puede hacerse en estos casos es buscar un sustituto más saludable al mal hábito: aprender a gestionar el estrés puede ser difícil y llevar tiempo, pero comer una fruta como remedio en vez de un donut glaseado no es tan complicado y sí infinitamente más sano.

Si el problema es que comes demasiado deprisa prueba a dejar los cubiertos en la mesa entre bocado y bocado, o come con alguien en el trabajo. Si comes por aburrimiento, puedes salir a dar un paseo o llamar por teléfono a un amigo o familiar.

Todas estas alternativas son más saludables, y solo lleva pensar un poco el encontrar más opciones sanas a esos hábitos negativos que todos tenemos con la comida.

Ahora bien, si elegimos la opción buena una sola vez no conseguiremos nada. Los hábitos se llaman así por algo, y la clave radica en que repitamos una y otra vez esa alternativa que hemos encontrado.

Anota tus malos hábitos de alimentación

Anótala en tu “diario de comidas” para no olvidarla y releerla de vez en cuando. Al principio solo caerás en ella de vez en cuando, pero si insistes, si la refuerzas, poco a poco la repetirás más veces, hasta que al cabo de un tiempo sea tu nuevo hábito.

No seas demasiado exigente, ni muy duro contigo si te cuesta hacer la sustitución; es normal. Hay que “reprogramar” el cerebro para que cambie una acción rutinaria e inconsciente por otra consciente.

Lo importante es ser constante y darse cuenta de lo mucho que mejorará nuestra salud con estas rectificaciones. No lo lamentarás.