Los ejercicios isométricos son contracciones de un músculo o grupo de músculos muy concreto. Durante este tipo de ejercicios el músculo no cambia perceptiblemente de longitud y la articulación correspondiente no se mueve. Los ejercicios isométricos no ayudan eficazmente a ganar fuerza, pero sí a mantenerla (por eso se usan mucho para en rehabilitación).
Como estos ejercicios se hacen en una posición estática, solo ejercitan la fuerza para una postura concreta. Tendrías que hacer varios ejercicios isométricos a lo largo de todo el rango de movilidad de tus extremidades para ejercitar la fuerza muscular en las diferentes posiciones. Además, debido a ese estatismo, no contribuyen a mejorar la velocidad o el rendimiento atlético. No obstante, pueden servir para mejorar la estabilización (mantener la misma postura del grupo correspondiente) y el equilibrio, ya que los músculos se contraen isométricamente para ayudar en la estabilización.
Como hemos apuntado, los ejercicios isométricos también pueden ayudar si se ha sufrido una lesión o una afección como la artritis, que puede hacer los movimientos dolorosos o agravarse si se emplean los músculos para hacer todo el movimiento de una articulación. Por ejemplo, si te lesionas el manguito de los rotadores (los músculos y tendones que estabilizan el hombro), tu médico o rehabilitador podría recomendarte ejercicios isométricos para la musculatura del hombro para conservar la fuerza del área durante la recuperación.
Por último, señalar que un estudio reciente ha mostrado que los ejercicios isométricos pueden contribuir a reducir la presión sanguínea, pero no por ello hay que lanzarse a practicarlos, especialmente si se tiene tensión alta o incluso hipertensión. Esto es así porque durante el ejercicio la tensión arterial aumenta, de modo que será mejor que consultes con tu médico si te conviene practicarlo.
