Añadir actividad física a tu día es posible. Los adultos deberían hacer ejercicio al menos dos horas y media por semana. Cada minuto suma, porque hacer algo siempre es mejor que no hacer nada. La clave es elegir actividades que te gusten y disfrutarlas.
1.- Busca excusas para moverte: date un paseo a buen ritmo de camino al coche, corre hasta la parada del bus o ve en bici a la oficina. Si tienes un hijo pequeño, pasea con el carrito para que os dé el aire a los dos.
2.- Busca ayuda: únete a un grupo de caminatas, practica artes marciales, o bailes de salón o ve a una clase de fitness de tu gimnasio o centro social. Recluta familiares o amigos para apoyaros mutuamente.
3.- Hay que estar listo en cualquier momento: ten ropa cómoda y zapatillas de caminar o correr en el coche o en el trabajo.
4.- De 10 en 10: haz al menos 10 minutos de actividad cada vez para cumplir tu objetivo semanal. Después del trabajo saca al perro al menos 10 minutos y da un paseo de mínimo 10 minutos a la hora de comer.
5.- Haz ejercicio ante la tele: puedes hacer bici estática, estiramientos, mancuernas, flexiones… Hay muchas posibilidades.
6.- Sé un padre activo: en vez de estar en el “banquillo”, salta al césped y juega con ellos, acompáñales cuando cojan la bici o corred todos tras el perro.
7.- Mezcla: empieza la semana nadando en la piscina, asiste a una clase de yoga por la tarde, levanta pesas antes de cenar y trabaja en el jardín durante el fin de semana.
8.- Disfruta al aire libre: pisotea las hojas caídas, haz guerras de nieve con los niños o senderismo por bosques o montañas. Sal de la ciudad para montar en bicicleta, hacer barranquismo o remar en canoa.
9.- En el trabajo: entérate de si hay un grupo de baloncesto, fútbol u otro deporte. También puedes ser el líder y formar tú un equipo en la oficina.
10.- ¡Las tareas de la casa cuentan! Barre el suelo, lava el coche o corta el césped. Ten en mente que esos quehaceres también cuentan en tu objetivo de 150 minutos de actividad por semana.
