El sedentarismo es uno de los factores causantes del sobrepeso y la obesidad, condiciones que a su vez aumentan el riesgo de sufrir enfermedades crónicas, como la hipertensión o la diabetes tipo 2. Dicho de una forma muy clara y sencilla: el sedentarismo perjudica nuestra salud. Y hoy día, uno de los entretenimientos mayoritarios de la sociedad es ver la televisión, algo que no favorece precisamente el movimiento.
Si a eso añadimos que los trabajos de oficina son muy comunes, llegamos a la conclusión de que mucha gente pasa sentada la mayor parte del día. Y este problema no afecta solo a los adultos: los niños pasan horas en el colegio, haciendo los deberes en casa y, por supuesto, viendo la televisión o jugando con videojuegos, por lo que la obesidad infantil también está creciendo de forma alarmante.
La solución pasa por reducir las horas de inactividad, y lo más sencillo es quitarle tiempo a la televisión y dárselo a otro tipo de ocio. ¿Sabes cuánto tiempo pasas frente a la tele cada semana? Calcúlalo, y si la media diaria supera las dos horas, te conviene reducirla. Es muy probable que cuando llegas a casa del trabajo sientas que no tienes fuerzas para hacer algo distinto a sentarte en el sofá frente a la TV, pero aunque sea paradójico, la inactividad cansa.
Así que hazte un pequeño calendario con esos programas que no quieres perderte, intentando que el tiempo diario total no sobrepase las dos horas, y dedica el resto del tiempo a caminar, practicar algún deporte, ir a bailar, jugar con tus hijos en el parque o con videojuegos activos (de bolos, de tenis…). Que sean actividades que te gusten, no “deberes”, porque entonces las abandonarás al cabo de unos días.
Si alguno de tus programas favoritos dura más de dos horas (una película, quizá) no las pases sentado:
-Levántate en los anuncios con la menor excusa.
-Haz unos estiramientos.
-Ve a por agua a la cocina, al baño…
Esos instantes de actividad también cuentan y son beneficiosos. Y, sobre todo, procura no comer frente a la tele. Es habitual que nos distraiga de la comida y de nuestra sensación de saciedad, de forma que sigamos comiendo hasta acabar, aunque hace rato que se pasara el hambre.
